¿Cuál es la diferencia entre un inversor y un especulador?

Normalmente el especulador se asocia con una actividad más frenética y menos productiva que la inversión, en el sentido de que aporta valor, que cumple una función social. La inversión parece implicar intervalos de tiempo más largos y un servicio «real» a la sociedad. El especulador, sin embargo, tiene su rol en el mundo financiero, del cual hablaré en otro post.

Si nos atenemos al objetivo último de toda inversión, vemos que la distinción entre ambos tipos de participantes en el mercado no es nada clara. Aunque al especulador se le presupone un jugador que busca «comprar barato y vender caro», la rentabilidad de toda inversión en bolsa viene determinada en su mayor parte por ese mismo patrón.

La gran mayoría de los participantes del mercado ganan comprando barato y vendiendo caro. ¿Dónde está la diferencia pues? Se puede pensar, como ya hemos comentado, en una diferencia temporal. El especulador vende algo que ha comprado hace unos pocos días, horas o minutos, mientras que el inversor vende tras años de paciente espera. Personalmente, no me convence como criterio de diferenciación, aunque sólo sea por lo arbitrario de decidir dónde termina el corto plazo del especulador y empieza el largo plazo del inversor.

Se podría pensar que para hablar de inversor debemos anular la rentabilidad por precio; es decir, el inversor no busca ganar por movimientos en el precio, sino mediante el cobro periódico de flujos de caja (dividendos o intereses). De esa forma, el inversor no vendería un activo aunque esté obviamente sobrevalorado, ya que el objetivo es seguir percibiendo indefinidamente los flujos de caja que genera y no deshacerse de él. Por tanto, bajo este punto de vista el inversor no se preocupa por la cotización de las acciones, ya que no espera recuperar la inversión con la venta del activo, sino en base al payback, es decir, atendiendo al tiempo que tardará en recuperar el importe de la compra mediante el cobro de dividendos o intereses. Si nos atenemos a este criterio, el 99% de los participantes en el mercado serían especuladores  (venden un activo cuando piensan que su precio va a caer), por lo que tal vez no sea el más apropiado para hacer la distinción entre inversor y especulador.

Otro enfoque, que a mí me gusta más, se basa en la filosofía de inversión del participante en el mercado. De forma algo laxa, bien podríamos decir que las decisiones del inversor descansan en el análisis fundamental, mientras que el especulador utiliza herramientas más propias del análisis técnico.

El inversor, bajo esta perspectiva, conoce las empresas en las que invierte y prima siempre el contexto micro y macroeconómico; el inversor trabaja con estados financieros, análisis estratégicos, informes de sector, e intenta también conocer al equipo gestor de las empresas que sigue. Además, necesita sostener sus conclusiones sobre sólidos conocimientos de teoría económica.

El especulador no está interesado en los fundamentos económicos que influyen en el precio de una acción. Lo importe es detectar patrones de precio y volumen que ayuden a predecir el movimiento futuro de las cotizaciones; utiliza indicadores técnicos más o menos sofisticados, econometría y estadística. Una vez reconocido un patrón, diseña un sistema de trading para aprovecharse del mismo. Aparca la discrecionalidad en la toma de decisiones en favor de un esquema de reglas de compra-venta más o menos estrictas (para evitar operar en base a emociones). En sentido estricto, un analista técnico ni siquiera necesita saber cuál es el ámbito de negocio de la empresa que analiza.

Resulta interesante señalar la conexión que existe entre el método inversor y el plazo de la inversión. Si bien es cierto que el análisis técnico es aplicable (en teoría) tanto a corto como a largo plazo, el análisis fundamental sólo tiene sentido para horizontes temporales prolongados. De esta forma, la definición de inversor en contraposición a especulador encuentra un doble soporte, en relación tanto a la dimensión temporal (largo plazo) como al método empleado (análisis fundamental).

En cualquier caso, la distinción entre inversor y especulador siempre será subjetiva y arbitraria. De hecho, bien podría afirmarse que la utilización de uno u otro término normalmente viene ligada a la presencia o no de un contenido peyorativo para los agentes del mercado. Así, cuando la economía va bien y la bolsa sube, se debe a que los inversores tienen confianza en las perspectivas de crecimiento del país y en la buena gestión del gobierno de turno; en cambio, cuando no nos gusta el comportamiento del mercado, entonces la explicación se encuentra en una burbuja especulativa que infla desproporcionadamente los precios de las viviendas, o en un ataque de los especuladores que busca debilitar el tipo de cambio de la moneda.